El fallo fue revolucionario en varios sentidos. Primero, porque fue uno de los primeros en sancionar civil y económicamente a una escuela en la que se había producido bullying, sin que las autoridades mediaran para impedirlo o detenerlo. Segundo, porque fue la primera vez que se estableció una relación causal entre el acoso escolar que sufrió una adolescentes con el hecho de desarrollado una enfermedad crónica: epilepsia. Esto es, como dicen los especialistas, que el bullying enferma.